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Es este post trataremos de informar sobre la atrofia muscular en perros al tiempo que enunciaremos una nueva investigación que podría ayudar a este tipo de patologías. Como siempre Biodog recomienda el uso de una buena proteína animal fresca para favorecer el desarrollo,
mantenimiento y degeneración del músculo, pero hay situaciones en las que nos podemos encontrar con ciertas patologías. Las patologías que afectan a los músculos se llaman miopatías, que podremos dividir en primarias y secundarias, y clasificar en inflamatorias (infecciosas e
inmunológicas) y, degenerativas (adquiridas y hereditarias).
Entre la miopatías inflamatorias infecciosas, podemos considerar las MIOSITIS INFLAMATORIAS INFECCIOSAS, y dentro de ellas, las causadas por el Toxoplasma Gondii, y por el Neospora caninum. Ambos microorganismos tienden a producir síntomas más graves en animales jóvenes, y en los inmunodeprimidos. Los perros afectados presentarán
marcha a saltos, parálisis progresiva de las extremidades posteriores, así como extensión rígida de las mismas, dolor muscular intenso al principio, y atrofia progresiva de los mismos según evoluciona la enfermedad. Para ayudar a paliar estos síntomas se puede suministrar aceite de pescado por el efecto antiinflamatorio que mantiene el omega3.
La infección bacteriana puede producir miositis local después de lainfección a través de heridas o de agentes hematógenos que seextienden desde un lugar distante a la infección. Algunos parásitoscomo la dirofilaria (gusano del corazón) podrá provocar también este tipo de miositis durante su migración en el músculo. Los perros afectados van a presenta dolor con cojera e inflamación localizada,
fiebre, y en ocasiones, si la infección se disemina de forma rápida, muerte a las 24 horas de aparición de los síntomas.
Entre las MIOSITIS INFLAMATORIAS INMUNOLÓGICAS, nos encontramos con la miositis de los músculos masticadores y las polimiositis .
La inflamación de los músculos masticadores, es decir de los músculos temporales, masetero y posterigoideo, es lo que se conoce como miositis masticatoria. Puede ir acompañada de la miositis de los músculos extraoculares.
La polimiositis es una enfermedad no infecciosa generalizada que puede afectar a cualquier grupo muscular , y tener tanto carácter agudo como crónico. Por lo general se presenta en perros adultos, y puede ser crónica y progresiva, o episódica con ataques agudos.
Entre las MIOSITIS DEGENERATIVAS ADQUIRIDAS, podemos hablar de la miopatía fibrótica, y de la miostis osificante.
La miopatía fibrótica es una enfermedad crónica y progresiva, que produce contractura muscular grave y fibrosis que afecta principalmente a músculos de las extremidades tanto anteriores como posteriores. Los tratamientos médicos no son efectivos en este caso, y
no se recomienda la cirugía a menos que la cojera produzca
incapacidad.
La miositis osificante es la formación de hueso en el músculo. Es más frecuente en perros de razas grandes y de mediana edad. Se caracteriza por el desarrollo excesivo de tejido conjuntivo fibroso, que dará lugar a una degeneración muscular extensa que al final va a provocar
calcificación y osificación muscular.
HALLAZGO CIENTÍFICO
Respecto al hallazgo científico, apuntar que este muestra nuevas estrategias para evitar el deterioro de las células madre que regeneran los músculos y cerebro. El estudio realizado por la investigadora P. Muñoz, se realizó con ratones ancianos, 28 meses equivalente a los 75 años de un humano. El hallazgo ofrece una pista fundamental para ralentizar el envejecimiento de los músculos y abre
una ventana muy importante a los avances veterinarios de patologías degenerativas. Este estudio focaliza en el mecanismo de hace que las células madre regeneren tejidos dañados.
Este avance echa por los suelos la idea vigente hasta ahora de que el envejecimiento de las células madre va asociado a su entorno. Según estudios previos de Stanford y Harvard, cuando se trasplantaban células madre viejas a tejidos jóvenes, recuperaban su capacidad regenerativa. En cambio, este estudio en la Universidad Pompeu Fabra fue más paciente y esperó hasta que los ratones eran realmente
ancianos. Al tratar de reproducir los logros norteamericanos en células madre de esa edad descubrieron que ya no era posible. Que hay un punto de no retorno a partir del cual la célula madre ya es demasiado vieja y resulta irrecuperable. Y así, poniendo en duda un axioma establecido por las mejores universidades, dieron con la primera de las claves de su trabajo. Se centraron en buscar qué sucedía en estas células madre desde que son jóvenes hasta que alcanzan el deterioro irrecuperable, buscando un gen que se activara y
que explicara de algún modo ese punto de no retorno. Y allí apareció el gen P16, un viejo conocido de los investigadores sobre envejecimiento y tumores.
Los científicos aislaron el P16 para ver qué ocurría y vieron que las células madre musculares no sufrían ese dramático declive a partir de los 28 meses de vida del animal, pudiéndose regenerar por muy mayores que sean.
Así este nuevo descubrimiento apertura innumerables aplicaciones para las patologías mencionadas anteriormente.
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Biografía:
J.E. Z. Laguía
P. Muñoz, Universidad de Pompeu Fabra
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