OBESIDAD O ANOREXIA EN LOS PERROS

OBESIDAD O ANOREXIA EN LOS PERROS

¿Alguna vez os habéis preguntado si un perro puede sufrir de obesidad o anorexia como patología? La anorexia es, por definición, la pérdida del apetito; la polifagia, por el contrario, es el aumento del apetito. Las causas de la anorexia son muchas y variadas. Actúan, ya sea inhibiendo la actividad del centro del hambre, ya estimulando la del centro de la saciedad. Se suelen distinguir dos tipos de anorexia: según su origen, la anorexia puede ser primaria o secundaria.

La anorexia primaria
Directamente relacionada con trastornos de origen neurológico, este tipo de anorexia puede estar asociado con lesiones del sistema nervioso central (tumor, hidrocefalia, traumatismo, edema cerebral, infección) o formar parte de un síndrome psiquiátrico causado por la ansiedad, el estrés o un trastorno del comportamiento alimentario. También puede producirse por la pérdida de olfato.

La anorexia secundaria
Esta anorexia, caracterizada por la ausencia de lesiones del sistema nervioso central, puede estar relacionada con un dolor (abdominal, torácico, muscular, articular, óseo...), con una lesión abdominal (inflamación, tumor, distensión abdominal), así como también con la evolución de enfermedades crónicas endocrinas o no (diabetes sacarina, insuficiencia renal o cardíaca...).

El sobre peso (Obesidad)
Por el otro lado de la moneda nos encontramos con ciertos canes que son sobre alimentados. Como consecuencia se producirán desórdenes alimenticios por el gran consumo de comida.Todo esto se debe en gran parte a que los propietarios tendemos a demostrar nuestro afecto ofreciendo comida ilimitada. Muchos perros comen por aburrimiento cuando pasan demasiado tiempo solos. La mala alimentación como el alto contenido de grasas o cereales etc.. de ciertos piensos acentúan la patología.

Un estudio, efectuado por P. Grandes, científico del departamento de Neurocienciencias de la Universidad del País Vasco, ha concluido que en estado de hambre o ayuno, el incremento de la ingesta de alimento que se da tras oler alguna comida está vinculado a un receptor cannabinoide de tipo 1 del bulbo olfatorio. El estudio muestra que estos receptores podrían ser objetivo farmacológico para el tratamiento de trastornos alimenticios, como los que ocasiona la obesidad o la anorexia.

A fecha de hoy no se conocía el mecanismo cerebral que regía la conexión entre el hambre, el olfato y la ingesta de alimento. Se conocía que el sistema cannabinoide se relacionaba con estos aspectos. “La abstinencia de comida, o el ayuno, aumenta el nivel de los cannabinoides endógenos en el cerebro de los mamíferos, y que el sistema cannabinode es un componente importante en la regulación del equilibrio energético”, explica P. Grandes.

Los cannabinoides endógenos son lípidos que se generan a demanda como consecuencia de la actividad neuronal, es decir, en momentos en las que el sistema se activa. Los investigadores que han realizado el presente estudio ciertos mamíferos han descubierto el tipo de cannabinoide endógeno que participa en estos procesos, el lugar en el que actúa, y el efecto que crean.

Según este estado: “en situaciones de hambre, se sintetiza un tipo de cannabinoide endógeno específico, la anandamida, que actúa sobre un receptor concreto, el CB1. Estos receptores se encuentran en unas terminales nerviosas en el bulbo olfatorio, cuya obligación es regular la transmisión sináptica excitadora. Cuando los cannabinoides actúan sobre estos receptores CB1 del bulbo, se da una reducción de la comunicación excitadora procedente de zonas olfatorias de la corteza cerebral, y que termina en la capa más interna del bulbo olfatorio. Como consecuencia de ello, todas las funciones intrínsecas que están a nivel del bulbo olfatorio se ven favorecidas. Así, por ejemplo, las células que captan el olor transmiten mejor, y, por tanto, la percepción del olfato es mayor”.
En el estudio con mamíferos “Vimos que el receptor CB1 es necesario en estos mecanismos, ya que si era bloqueado farmacológicamente, o se eliminaba genéticamente (mediante la generación de ratones carentes de los mismos), los ratones comían menos en situaciones de hambre”, detalla el científico.

Por último, los investigadores pudieron observar que estos fenómenos no son desencadenados solo por los cannabinoides endógenos, es decir, los producidos por el propio organismo. “Un tipo de cannabinoide exógeno, el THC, que es el componente psicoactivo del cannabis, inyectado en estos mamíferos, también provocó el aumento de la percepción del olfato y del apetito. Eso sí, este efecto se da siempre en condiciones de ayuno; en los casos en los que los mamíferos estaban saciados, este mecanismo no entraba en acción”, explica el investigador de la UPV/EHU.

Así, podemos concluir que actualmente existe la posibilidad de trabajar con estos receptores a nivel veterinario para poder controlar las patologías provenientes de la anorexia y de la bulimia.

Creemos que es un gran descubrimiento que apertura una gran puerta para el tratamiento de nuestros perros.

Espero que haya informado este post.

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